El ballet folklórico es una fusión que refleja la diversidad regional y étnica de México.
Folklórico, traducido como “Folk Dance” en inglés, está compuesto de distintos bailes tradicionales mexicanos que se diferencian dependiendo de regiones.
Zuleima Alvarez, estudiante de tercer año de SJSU, estudia una carrera en baile. También es bailarina y maestra de ballet folklórico para estudiantes de primero a sexto grado. El grupo se llama “Tonatitos” y es parte del grupo Tonatiuh Danzantes del Quinto Sol, un grupo sin fines de lucro, de Salinas.
Alvarez enseña clases dos veces a la semana por dos horas en las que ella ayuda virtualmente a los alumnos del grupo.
“El Ballet Folklórico activamente promueve y representa la diversa cultura mexicana dentro de su música distinta y el simbolismo de la coreografía,” explica Álvarez.
Ella dice que Folklórico tiene más significado que sus faldas llamativas y colores vibrantes.
“No mucha gente lo conoce por lo que es,” dice Alvarez. “No conocen ni su nombre real. Simplemente dicen ‘Dios mío, mira los vestidos grandes’ o que ‘el baile del sombrero mexicano’ o cosas así.”
Alvarez explica que folklórico es un baile muy disciplinado con mucho honor.
Debajo de los movimientos de faldeos exagerados están simultáneamente manteniendo el ritmo donde se crea el hermoso sonido de clic con el pisotón de cada tacón.
Ella dice que hay varias diferencias dentro del baile folklórico tradicional y folklórico estilizado. Tan solo la altura del faldeo en sí puede cambiar rápidamente las prácticas de la región de los bailes.
Alvarez dijo que el bordado de cada vestido y tocado es único en cada región.
“El lado en el que una bailarina coloca su tocado en su cabello simboliza si la bailarina está casada o soltera,” explica Alvarez.
Maria Luisa Colmenarez, instructora de ballet folklórico y profesora de estudios Chicanos en SJSU explica,“El movimiento folklórico en los Estados Unidos comenzó en los años 70 con el movimiento Chicano. Fue básicamente una forma el cual la raza se conectaba con sus raíces con la cultura.”
Colmenarez explica, “folklórico fue entonces una declaración, diciendo, ‘estamos aquí. estamos en los Estados Unidos. Vivimos aquí, nacimos aquí. Y más que nada, estamos orgullosos.’ “
Colmenarez explica que fue un momento en la historia revolucionaria y continúa creciendo.
“El futuro del folklórico está en muy buenas manos, el folklórico es unificador, es un movimiento y es muy fuerte.” dice Colmenarez.
Alvarez proviene de una larga línea de bailarines de parte de su mamá y papá.
“Mi mamá es mexicana y mi papá peruano, vengo de una familia de bailarines por los dos lados,’ ‘dice Alvarez.
Explicó que su madre tuvo que dejar de bailar momentáneamente pero pronto regresó al escenario cuando su hija empezó a bailar.
Su madre, Guadalupe Alvarez, ha sido bailarina desde su adolescencia y continúa bailando.
“Hasta que yo pueda voy a seguir bailando. Es un honor y orgullo bailar y estar representando la cultura,” dijo Guadalupe Alvarez.
Guadalupe Alvarez dijo que tenía el deseo que su hija continuará con la tradición de baile pero al principio su hija era muy tímida.
Alvarez le encantaba bailar pero cuando se trataba de actuaciones en público, tendía a congelarse en el escenario.
“Yo me quedaba parada bien tiesa [en el escenario]. ‘¡Muevete, Muevete!’ me decía mi mamá,” contó Alvarez.
Alvarez dejó de bailar durante unos años por falta de oportunidad de baile.
En su tercer año de preparatoria se unió a un grupo folklórico de nuevo.
Guadalupe Alvarez dijo que esta vez empezó a desarrollarse no solamente como bailarina sino como persona también.
“Se ha desarrollado bastante. Me siento orgullosa de que siga con nuestra raíces,” dice Guadalupe Alvarez. “Me da gusto que lo haga por ella pero también porque está enseñando a futuras generaciones.”
Álvarez dijo que la decisión de estudiar enfoque en baile fue una decisión conflictuante.
Explica que su familia estaba preocupada por escoger una carrera que es considerada riesgosa.
“Fue difícil. Empeze a dudar de mí misma. Me pregunté, ‘¿en realidad quiero hacer esto por el resto de mi vida?’”
Alvarez explica que sus estudiantes del grupo “Tonatitos,” la sacó de sus dudas y afirmó su decisión.
Ella afirma que su objetivo es algún día tener un grupo propio y poder enseñar a los niños más sobre su cultura.
Sus estudiantes le dan la motivación para seguir adelante. Ella habla sobre el amor que siente por sus alumnos y el profundo agradecimiento por tener la oportunidad de enseñarles
“Se necesita tiempo, y ser pacientes con el proceso de aprendizaje. Pero vale la pena poder expresar la belleza de nuestra cultura,” dice Alvarez. “Me pone la piel de gallina.”